Nochevieja en una ciudad de locos

A diferencia del resto de ciudades del mundo occidental civilizado (o por lo menos de la mayoría de ellas), en Pamplona no nos arreglamos en nochevieja. Atrás dejamos el cotillón y las puestas de largo, para sustituírlos por la farra y los disfraces.

Otro día tengo que hablar de las cuadrillas, pero básicamente consisten en grupos de personas de un sexo que se han pasado la juventud buscando inexitosamente cuadrillas del sexo contrario con gustos similares y que se pasarán la madurez hablando de lo divertido que era hacerlo. Lo único que siempre permanece inalterable es que se juntan para beber ingentes cantidades de alcohol. El caso es que durante los días anteriores a nochevieja (algunos incluso desde meses antes) las cuadrillas se juntan a tratar de discurrir un disfraz casero con el que triunfar esa noche: debe ser gracioso, original y hecho por tí.

Nosotros nos juntamos un par de días antes, decidimos el disfraz y compramos el material. Pero resultó que una vez estaba todo preparado y algunos disfraces ya empezados, vimos que no molaba suficiente, de modo que el día 31 a las 14 horas cambiamos de idea. Luego fuimos a comer y empezamos a hacerlo a las 16 horas. Menos mal que somos un grupo de ingenieros con experiencia...porque no nos dió tiempo.

A cenar con la family, atragantarse con las uvas, reñir a mi hermana por salir un año más disfrazada de puta (las nuevas generaciones ya no tienen respeto por el espíritu anticotillón de la movida. Se disfrazan más arregladas que si fueran a una puesta de largo, y para una chavala pija de 18 años, ir arreglada equivale a minimizar la distancia desde la falda hasta el escote), y a casa de Josemi a acabar el disfraz de en"tren"pierna. Lo acabamos sobre las 3 o 4 y de ahí fuimos tranquilamente hacia lo viejo, sabiendo que no íbamos a poder entrar en ningún bar en toda la noche. No faltó, por mi cansa insistencia, una buena fricada matemática.

Entre otros disfraces vimos uno del niño de "padre de familia" con un cebollo de dos metros de ancho (ese tampoco entró a bares), unos del equipo A (currao, currao, tronco. De hecho la confundimos con una furgoneta de verdad y nos pusimos a mear allí. Menuda sorpresa cuando abren la puerta y hay 5 tíos dentro entre carros de la compra!!!) También había muchos relacionados con anuncios de este año que yo no había visto, así que no los pillé.

Acabé sobre las 8 meando (con unos cuantos) en la puerta de un cuartel (no sabíamos que lo era hasta que subimos la vista y teníamos una cámara que nos pilló todo el careto) y de allí a casa rapidito.